Nicolas Sanchez L.

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Fotografías que quedan

Tourists (Causeway II)Tourists Series (Threnody I). Digital C-Print, 60 x 40 inches, Oak box framed

La fotografía como arte de la representación (que trae trozos del pasado al presente, que es siempre una reflexión sobre la nostalgia, el tiempo y la muerte) encuentra su máximo exponente teórico en Roland Barthes y su libro “La cámara lúcida”. Barthes distingue 2 elementos fundamentales en una fotografía: el studium y el punctum.

Fotografiar es interiorizar el mundo, asimilarlo, comprenderlo, apropiarselo. Fotografiamos cosas para ahuyentarlas de la mente, decía Kafka

El studium, tiene que ver con el gusto construido por la cultura y que hace al espectador interesarse por una fotografía e incluso emocionarse (racionalmente, pues es un gusto aprendido, aprehendido). Es el interés general por una o por un tipo de fotografía que nos complace y que le permitimos su existencia ante nuestros ojos.

Pero el paso de esa complacencia hacia una marca, de un grito a una herida punzante es el que está condicionado por el punctum. El punctum de una fotografía es aquella parte que nos punza, que nos llama, nos señala, nos atrapa y cautiva; “es ese azar que (…) surge de la escena como una flecha y viene a clavarseme”. El punctum “puede llenar toda la foto” (….) aunque “muy a menudo sólo es un detalle”, mal educado, íntimo y a menudo innombrable, con una fuerza de expansión metonímica (que señala una cosa mediante otra).

Así tenemos fotografías que se quedan en un campo, que no tienen un significado, ni llevan implícito un discurso, que no van más allá de si mismas, que no provocan deseo ni desencadenan retóricas. Son fotografías nombrables, siguiendo a Barthes cuando dice “lo que puedo nombrar no puede realmente conmoverme”. Pero el punctum las hace explotar, crea un campo ciego, un más allá del campo fotográfico, un punto de fuga al infinito, un significado personal, íntimo y particular que conmueve.

La técnica está en los libros, la práctica hace al maestro, el studium viene casi de fábrica junto a tantos otros códigos culturales. La búsqueda constante sin embargo, es el punctum, la mirada fotográfica que no se adquiere con facilidad, que va más allá de temáticas, técnicas, fijaciones o fetiches. En la mirada y su búsqueda está la insistencia de mostrar, decir y afirmar en la misma dirección, fotografíe el autor glaciares o ruinas, bosques o aceras, en “su pugna por llegar a un acuerdo con las fuerzas invisibles a cuya merced está y ha de estar siempre, persiga mamuts o persiga la luna”, como decía Sigfried Giedion.