Nicolas Sanchez L.

Home / Categories / En Español / Texts / Damos vueltas por las noche y el fuego nos consume: Cecilia Brunson en conversación con Nicolás Sánchez

Damos vueltas por las noche y el fuego nos consume: Cecilia Brunson en conversación con Nicolás Sánchez

El sol desciende en el oeste.
La estrella nocturna comienza a brillar.
Las aves buscan silenciosamente su nido.
Yo el mío he de buscar
Noche, William Blake
Como seres humanos, nuestra grandeza yace
no tanto en poder rehacer el mundo
sino en poder rehacernos a nosotros mismos.
Mahatma Gandhi 

La práctica artística de Nicolás Sánchez es guiada por una incesante necesidad de andar. Ha construido un cuerpo de trabajo consistente y diverso que incorpora la performance, el video, la instalación y la fotografía. Muchos de los trabajos de Sánchez, se registran en un amplio abanico de lugares geográficos, a menudo inaccesibles como Siberia o la Patagonia. Otras obras exploran temas más cerca de casa, como el estudio nocturno de los pubs y la ciudad de Londres, realizado durante la hora más oscura, en la jornada más lenta del trasnoche semanal, como se puede ver en la actual muestra de Sala Gasco. Entre el Flâneur de Walter Benjamin y los Noctámbulos de Edward Hopper, Sánchez se sitúa a sí mismo tanto como observador y sujeto dentro de la obra. En conjunto, la práctica de Nicolás Sánchez, construye un argumento profundo y evocativo que oscila alrededor de un permanente sentimiento de pérdida. Así como el Romanticismo surge en respuesta a los excesos del racionalismo del siglo XVIII y sus utópicas promesas incumplidas, Sánchez utiliza sus paisajes como una forma de escapismo romántico, mientras impregna en ellos un sentimiento de desesperación, melancolía, ira y esperanza. 

La siguiente es una conversación entre la curadora Cecilia Brunson y el artista Nicolás Sánchez que tuvo lugar en Cecilia Brunson Proyects en Londres, Reino Unido, un lluvioso sábado de septiembre 2013. 

Nicolás, tengo que decir que cuando me mostraste la primera imagen de esta serie, de inmediato supe que tenías un proyecto muy interesante entre manos y que había que mostrar. ¿Cómo llegaste a estas imágenes nocturnas de Londres?

El proyecto surgió de la necesidad de hacer algo con esa ciudad infinita, de responder a ese universo que son las grandes ciudades, donde pareciésemos juntarnos para sentirnos menos solos, y paradojalmente nos aislamos en el mismo impulso. Pero Londres está tan hiper fotografiado que decidí comenzar a explorar la ciudad durante la noche -cuando todo lo claro y conocido se vuelve difuso y sin límites precisos- en sus horas más vacías, los domingos a media noche. Una de las cosas que inmediatamente atrapó mi atención fue la imagen de los pubs a sus horas de cierre. Esta antigua institución inglesa, este lugar de encuentro de artistas, intelectuales, escritores, poetas, bohemios y noctámbulos anónimos de toda época, apareció para mí en una perspectiva enteramente nueva. Eran barcos hundiéndose en la mitad de la noche, donde un puñado de náufragos contenidos y nunca contentos parecieran querer postergar esa hora maldita en que los bares a punto están de cerrar. Era una mezcla muy seductora de placer y desesperación, pero en una especie de armonía. Fue a primera vista que quedé impactado y encantado con esta imagen.

Y la noche misma ha sido un tema para tantos movimientos artísticos…

Especialmente para los Románticos que admiro profundamente… ellos encontraron en la noche una alternativa a la claridad de la ilustración, y creo que es lo mismo nuevamente. La noche apareció como un escenario repleto de metáforas sobre esa paradoja de la experiencia humana en la ciudad, sobre esa búsqueda sin final, sobre encuentros, desencuentros y nuestra necesidad de completarnos.

Si!, y a pesar de la oscuridad de la noche, hay una especie de calidez que sale desde los bares aun siendo sus horas de cierre…

Es parte de la ambivalencia de la imagen; si bien el bar está cerrando y la oscuridad está cubriéndolo todo, esta especie de calor aparece… los clientes son pocos, pero llevan un fuego que contrasta con el vacío y la quietud del exterior. Es un momento muy bello y especial, con una atmósfera muy especial

En los bares de Londres aún existe la tradición del llamado al cierre con el “time gentlemen please”…

Así es. El párroco del lugar da una campanada y vocifera el cierre del lugar; se apuran las cervezas de un sorbo, le siguen despedidas y con eso los sentimientos de nostalgia que despierta cualquier fin. Afuera la ciudad calla en sombras y la débil luz de las farolas guía a los últimos noctámbulos a casa por calles y veredas vacías.

Y si asociamos el trabajo con Hopper obviamente, y con Manet... ¿Es algo con lo que te identificarías normalmente?

Fue inevitable, cuando vi esta imagen de los bares, pensar en los Noctámbulos de Hopper, seguido de Manet como bien dices…

Estoy pensando en su pintura “Un bar del Folies-Bergère”…

Absolutamente, esta chica triste tras la barra... pero principalmente Hopper. Él fue el retratista de la gran depresión en los Estados Unidos, de la sensación de desesperanza tras el optimismo en el crecimiento económico. Me encanta cuando Hopper pinta casas o edificios vacíos, porque está de hecho pintando gente, retratos de personas, aún cuando no puedes verlas.

Eso lo encuentro realmente interesante, porque, así como Hopper estaba capturando ese momento de depresión, tu estás capturando una ciudad en un momento de total abundancia, inserta en una cultura del exceso. ¿Es una suerte de crítica?

Es sólo el rescate de pasadas sensibilidades históricas… más que de una crítica, prefiero hablar de una advertencia de las gigantescas sombras que el futuro proyecta en nuestro presente –siguiendo a Shelley, el poeta inglés-. Y parte de la seducción de estas imágenes es que puedes ver ese exceso, pero también el otro lado de la historia. Los sentimientos que despiertan estas imágenes, pueden ser el reflejo de una crisis de excesos, pero también de carencias. Creo que esa doble lectura es interesante, pues habla de sentimientos transversales a toda época.

Y esta imagen por ejemplo, “Untitled (Lord Southampton, Belsize Park)”; ¿cuál es ese otro lado de la historia?

Éste ha sido el pub familiar de Marta por más de 80 años. Conozco la historia porque muchas veces, esperando el momento perfecto, entraba en los bares y hablaba con sus dueños. Marta está vendiendo el bar, está cerrando, ya nadie viene; un comprador quiere construir departamentos de lujo aquí. Entonces, intento también hacer estos retratos de bares como retratos de personas, de alguna manera como lo hizo Hopper.

¿Y que papel juegan dentro de la serie las fotografías de parques en el medio de la noche?

Son también paisajes urbanos nocturnos de Londres, pero con una mirada más amplia, más distante. En la lógica de la serie funcionan como contexto, como un retrato más alejado pero del mismo momento en medio de la profundidad de la noche. Mientras afuera la ciudad duerme, otros traman su propia revolución en el interior de sus corazones, se pierden por las noches para encontrarse de forma nueva cada día, para cambiarlo todo cambiando ellos mismos.

En las fotos, pero particularmente en el video “Silent plot (The White Lion, Barbican)”, como espectador, es muy cautivante y te sientes un poco como un voyeur…

La idea fue introducir al espectador en esta atmósfera especial. Es muy voyeur como dices en una primera mirada, pero a veces entras en la imagen y te vuelves parte de la escena también...

Y esta técnica de montar y enmarcar las fotografías creo que ayuda mucho en esa dirección…

Exactamente. En un vistazo rápido, sólo ves brillo y reflejos. Pero en una segunda mirada comienzas a ver cosas, penetras la superficie, te metes en el escenario, encuentras detalles en las sombras, capturas la atmósfera completa. Fue una forma de ralentizar, de bajar la velocidad a las imágenes.

Y es eso lo que encuentro muy atractivo también de este proyecto. Encuentro que en general en fotografía, tu miras las imágenes y capturas las cosas de forma inmediata, cuando la pintura por ejemplo, necesita de un tiempo diferente. Y lo que estas fotografías hacen, es justamente vincular esos dos mundos. Hay un momento cuando empiezas a ver, a descubrir…

En todos mis trabajos siempre trato de reducir la velocidad de las imágenes con una mirada quieta y una estética contemplativa. Esto tiene que ver con la actual dificultad de las imágenes para gatillar una inmersión en nosotros mismos. La mayoría de las imágenes hoy en día sólo aluden a lo inmediato, a lo externo. Creo que el arte debe ser capaz de reducir la velocidad de las imágenes y de nosotros mismos, de hacernos mirar hacia adentro y de detonar una especie de pregunta...

Es como cuando tus ojos necesitan un momento para volver a ver al entrar en una habitación oscura…

Si, esa es una bonita metáfora

Y el título de esta serie “Damos vueltas por las noches”, es también el título del film de Guy Debord…

Así es. Los Situacionistas aparecen, como en la mayoría de mis trabajos, en el acto del deambular alrededor de la ciudad, en este caso, por las noches buscando bares. In girum imus nocte et consumimur igni (damos vueltas por las noches y el fuego nos consume) es un antiguo palíndromo en latín (que se lee de igual manera en ambos sentidos) que Debord rescató –en mi manera de verlo- como un homenaje a los que están buscando sin dormir y son consumidos por el fuego…

Entonces el componente performático constante en tu trabajo… ¿está presente aquí también?

Absolutamente. Si bien no aparezco explícitamente, para mí, el trabajo de performance esta tan presente como en otras piezas. Cuando tu ves la serie completa y los videos, con sus títulos que refieren a lugares específicos alrededor de la ciudad, tu imaginas la performance misma. Esta deriva fue la performance, y está muy presente para mí, incluso a veces de manera más poética.

Tu práctica funciona muy bien leyéndola como una investigación etnográfica… tu viajas a distintos lugares y haces trabajos muy distintos, pero todos vinculados de alguna manera...

Todos los lugares que he habitado por largos o cortos periodos de tiempo han sido un gatillo para mi. Mi proceso creativo está profundamente conectado a un lugar, es una respuesta a él, a una realidad. Es un amortiguador para aproximarme, para ser capaz de asimilar lo que me gusta pero también lo que me da temor. 

Y para terminar Nicolás, ¿en qué proyectos te encuentras trabajando actualmente?

Actualmente estoy trabajando en la difusión y circulación de “La vida está en otra parte”, una película de artista en la que estuve trabajando desde el 2010, un documental lírico que muestra un viaje a Atacama y Patagonia en una búsqueda para encontrar la vida. Además estuve a comienzos de este año 2014 filmando en Tánger, Marruecos para un proyecto futuro sobre la inmigración, la búsqueda, la libertad.

Ambos proyectos, tan distantes en geografía y apariencia, apuntan en distintas direcciones al mismo sitio. Vuelven una y otra vez sobre lo mismo, sobre lo de siempre, pero que no puedo nombrar con claridad. Roland Barthes decía, “lo que puedo nombrar no puede realmente conmoverme. La incapacidad de nombrar es un buen síntoma de perturbación”, y es con ese fin que utilizo la imagen, para señalar a lo que no puedo darle nombre, para apuntar lo que me inquieta.