Algún lugar encontraré2008 DVD Video, color, sound, 10’
Con su video Algún lugar encontraré (2009), el artista chileno ganó la 9na edición del Concurso Internacional Juan Downey, que se regía por la línea curatorial “Resistencia”. Después de doce años, Sánchez nos cuenta los conceptos que lo guiaron en la creación de esta obra, y cómo lo fortuito y la improvisación son un eje central en todo su trabajo.
Guiado por temáticas como la ciudad, la soledad, la fuga y la libertad, el artista chileno Nicolás Sánchez salió en búsqueda de desechos industriales alrededor de la ciudad de Valencia (España), para luego construir algo nuevo con lo que recuperar espacios y territorios perdidos. Con ayuda de un trípode, Sánchez se filmó a sí mismo a lo largo de este acto performático que tituló Algún lugar encontraré (2009), que finaliza con él alejándose (o adentrándose) de la ciudad sobre una balsa improvisada hecha con los objetos encontrados.
Han pasado doce años desde que su obra ganó la categoría Videoarte en el Concurso Internacional Juan Downey. Ese año, la curatoría que guiaba la entonces llamada Bienal de Video y Artes Mediales (BVAM) -renombrada como Bienal de Artes Mediales de Santiago en 2012- era “Resistencia”, temática que al artista le hacía eco personal y laboralmente. En esta entrevista, el licenciado en Arte en la Pontificia Universidad Católica y Máster en Arte Público por la Universidad Politécnica de Valencia, nos cuenta sobre el origen de su video y los conceptos principales que le atraviesan.
¿Cómo nace este proyecto? ¿Qué deseabas abordar?
Yo estaba viviendo en Valencia, estudiando un Máster en Bellas Artes y los temas que me perseguían en ese entonces tenían que ver con la ciudad, el hastío, la soledad en las grandes urbes, la arquitectura, la especulación inmobiliaria, el azar, la búsqueda, los trenes, la huída, la fuga, la vida, la libertad. Son los mismos temas que me siguen hasta hoy pero con una tormenta y un ímpetu distintos.
¿Cómo fue el proceso de construcción? ¿Qué fue lo que más te gustó de él?
Fue muy espontáneo y solitario. Espontáneo porque obedecía a lo que me iba encontrando en el errar. Y solitario porque era yo, la cámara y un trípode. Siempre he trabajado solo. Me interesa esa aproximación al video sin planificación, un componente performático de improvisación y otro más riguroso y ordenado de encuadre y edición posterior, en donde se estructuran las tomas en dirección a un relato narrativo micro, de conexión de escenas, pero sin claridad del guión general.
¿En qué te fijaste para escoger los lugares que aparecen en el video?
La verdad es que no los escogí, en el sentido en que no me dirigí a ellos. Los escogí cuando se me aparecieron. Simplemente ahí estaban los materiales que necesitaba, en los descampados y los suburbios llenos de gitanas guapas. Pero tampoco era casualidad, esos eran -y son- los materiales del desarrollismo y te los encuentras justamente ahí, en esos paisajes raros, incómodos.
Los objetos que recoge el personaje, ¿estaba contemplado que estuvieran ahí o fue algo fortuito?
Fue fortuito, todo fue encontrado, pero como te decía, no era difícil que así fuera. Son los materiales del mundo que me interesaba retratar, restos de ciertas formas de planificación urbana, de una comprensión de la ciudad -y de la vida que llevamos ahí dentro- como un molde de galletas. Ahí estaban esos objetos olvidados, solitarios, como una montaña diciendo la palabra entonces, como el verso de Omar Cáceres.
¿Dentro del proceso la idea principal cambió? ¿Que apareciera remando al final era parte de la idea?
La idea principal era construir algo con residuos que me permitiera salir de donde no quería estar -en sentido figurado-. Eso se mantuvo. La toma final no estaba planificada… era poco probable que la cámara sobreviviera si la dejaba sola filmando sobre el puente mientras yo remaba. Pero apareció un transeúnte que mostró interés y ofreció ayuda sin yo pedírsela. Y puso de su cosecha. Y mostró con mayor ánimo la idea del final en huida, en ese brazo de mar, para encontrar algún lugar.
¿Qué es lo que más resaltas del trabajo?
Su economía de medios, hacer lo que se podía con lo que se tenía a mano, por la necesidad de hacerlo. Y que hablara en seña poética sobre las ciudades que intentamos habitar, en donde estamos siempre contenidos y poco contentos. Y en eso creo que conectamos con el jurado del premio
¿Cuál era el objetivo de realizar esta obra? ¿Qué ha significado para ti?
Era poner en imágenes mis lamentos, a modo de un gran tapiz de un paisaje post-industrial, que se dispara en todas direcciones.
¿Cuál era tu intención al construir una balsa con objetos encontrados y desechados por otros, para remar? ¿Qué significado tiene para ti esta acción?
La misma que ahora, huir. Esa es la balsa que quiero tomar casi todos los días. Sufro profundamente, y en el último tiempo quiero creer que es porque me ha tocado vivir un tiempo que exige virtudes del todo distintas a aquellas cuya presencia siento en mí.
¿Qué pasó después de este proyecto? ¿Qué has hecho y en qué estás ahora?
He naufragado y vuelto a zarpar en este viaje sin sentido que es el arte y digámoslo de una vez, la vida misma. Sufrimos un tiempo infantil y sin relato alguno más que el triunfo infame de la farándula, el consumo, la homogeneidad y el narcisismo con disfraz de liberación. Pero la melancolía me ha ayudado a sobrevivir, la bilis negra, este humor de los que hablaba Burton. En ocasiones reír por no llorar, creo que es la condición más apropiada para sumergirse en esta época.
Este 2021 el Concurso Internacional Juan Downey cumple 15 años, ¿cómo has visto la evolución del concurso y las obras ganadoras?
Me parece maravilloso, no sólo que exista el concurso, si no que cumpla 15 ediciones y que exista bajo el alero de la Corporación Chilena de Video y Artes Electrónicas, una iniciativa heroica en el contexto local. Respecto a la evolución del concurso, te mentiría si te digo que lo he seguido. Al mundo del arte entro desde el lado y lo sigo con distancia, con resistencia crítica que fue el verso que inspiró la 9na versión en la que participé. Siempre me he sentido más cómodo en los lugares intermedios, en esos paisajes raros e incómodos de los que te hablé, entre el capitalismo y la melancolía.
Estaré junto a Juana Gomez, Valentina Osnovikoff y Pablo Bronstein participando de BAphoto 2020 que este año será en línea. BA photo 2020 será una plataforma dedicada a la promoción, difusión y comercialización de fotografías. Un espacio virtual diseñado en función de las circunstancias actuales, que ofrece al público una selección de obras a través de la participación de más de ochenta galerías de arte de diferentes países y trayectorias. Al mismo tiempo, BAphoto Live permite acceder a contenidos curatoriales gratuitos que apuntan a seguir estimulando el interés en la producción artística y expandir su alcance a nuevas audiencias.
No temas, la isla esta llena de ruidos Exposición colectiva
Del 5 de agosto al 26 de septiembre
Fecha inauguración: miércoles 5 de agosto, 19:30 hrs
Por Zoom
No temas, la isla esta llena de ruidos es la segunda exposición colectiva de Galería NAC, en esta ocasión se ha reunido a un conjunto de artistas que trabajan y reflexionan en torno a la comunicación; un ámbito que a causa de la pandemia se ha visto forzado a tomar formas inusitadas, no tanto en sus modos como en su intensidad. Obligados al confinamiento y la distancia física, la virtualización de las relaciones y la comunicación releva la necesidad de un cuerpo y nos plantea el desafío de la conectividad.
Una mirada al universo y su relación con la distancia abordará un nuevo conversatorio de "Diálogos aislados"
El investigador del Instituto Milenio de Astrofísica, Rodrigo Contreras, y el artista visual Nicolás Sánchez serán los invitados del ciclo organizado por Arquitectura U.Finis Terrae
Desde mayo, la Escuela de Arquitectura de la Universidad Finis Terrae realiza el ciclo de conversatorio “Diálogos aislados”, en el que profesionales de distintas áreas dialogan sobre arte, música, diseño, arquitectura y procesos creativos, entre otros temas, desde la mirada del confinamiento. En esta experiencia han participado invitados como el escritor escritor Rafael Gumucio, la arquitecta Cazú Zegers y el ex ministro de Transportes y Telecomunicaciones, Andrés Gómez-Lobo.
La sesión de este miércoles 12 de agosto tendrá como invitados al doctor en Astronomía e investigador del Instituto Milenio de Astrofísica, Rodrigo Contreras (@pildorasdeastro), y el artista visual Nicolás Sánchez, quienes conversarán sobre “El universo y el distanciamiento social”.
En este encuentro abordarán cómo en el espacio el tema del distanciamiento siempre ha estado presente y la paradoja de que hoy lo estemos viviendo a nivel terrenal. Mientras Contreras entregará su visión desde la astronomía, Sánchez lo hará desde el arte, disciplina en la que ha explorado el universo desde la fotografía, videoarte e instalaciones. El encuentro será moderado por la académica de la Escuela de Arquitectura Finis Terrae, Macarena Urzúa.
“La idea de este espacio es generar una conversación a raíz del aislamiento, vinculándolo a los procesos creativos. Creemos que si la pandemia nos ha dado una oportunidad, es la de revisarnos y observarnos en todas las disciplinas, por lo que este tipo de reflexiones multidisciplinarias se hace fundamental tanto para este momento, como para pensar el futuro”, explica la directora de la Escuela de Arquitectura, Magdalena Sierra.
“Diálogos aislados”, que es patrocinado por la galería NAC, se realiza todos los miércoles a las 13.30 horas, por Zoom.
Untitled (Tumulus, Hampstead Heath)We spin around the nights Series
Digital C-print, Mounted on Aluminium and Perspex
60 x 40 inches
El artista nacional Nicolás Sánchez hace resplandeciente lo más cotidiano de lo cotidiano. Hasta lo más sencillo, bajo su lente es poesía pura. Nos abrió su cocina, la misma que fotografió con ese arte que lo hace especial, y nos contó cuál es su relación con ella, desde donde se declara un asiduo a la experimentación.
Acostumbrados a apreciar su arte que habla de lo basto, de la contemplación, de la paciencia. Acostumbrados a ver desde su arte una entrega que parece derrumbar los límites impuestos y sumar libertad con solo un respiro. La rutina reflexiva de Nicolás Sánchez lo hace pasar mucho tiempo en la cocina, manteniendo una relación cercana con los alimentos. Se declara vegetariano no religioso, condición que lo obliga a la experimentación. “Me gusta trabajar con lo que hay más que seguir recetas, y estoy dedicado –como gran parte de Santiago, al parecer por la escasez de la materia prima– a la cocina del alimento fundamental de nuestra civilización: el pan. Es lindo leer las descripciones de una masa perfecta en libros antiguos sin imágenes, porque se escudriña al máximo en el lenguaje para dar con las palabras adecuadas que logren describir esa amalgama elemental; cojines de satín y cortezas que suenan como colisiones de estrellas”.
Para Nicolás estos son tiempos de pesimismo filosófico y depresión general de los espíritus, situación que lo tiene muy entusiasmado. Las horas de encierro las dedica a un minucioso trabajo con un archivo fotográfico familiar que abarca aproximadamente 4 generaciones. “Intento buscar los orígenes de un descontento que siento vivo, de que algo se ha perdido, de que el pasado fue mejor, de que todo lo que ahora nos rodea ha entrado en un proceso irreversible de ruina… una espesa atmósfera que lo cubre todo. Escaneo imágenes, leo biografías y voy construyendo una historia a partir de las historias que nos contamos”, dice.
Studies on the twilight (on an abandoned mine)
Acostumbrado a la observación de grandes lugares o a tareas de recolección de largo aliento, ¿cómo va la rutina de mirar la realidad desde tu casa?
Los grandes escenarios también se encuentran dentro, aunque el encierro se lleve con una dignidad intermitente. Días los hay provechosos, dedicados al ejercicio diario de entender. Se leen crónicas del Santiago que se fue, de Oreste Plath y una introducción a la música de Jaime Donoso celebrando el regreso de Radio Beethoven. Hasta una tele se hizo el espacio en mi casa para maldecir noticiarios y recordar por qué se odia, para ver películas largas de Bergman, cortas de Buster Keaton o fascinantes lecciones de música de Leonard Bernstein. Hay otros días llenos de miserias domésticas, unos iguales a otros, cortados en rebanadas de horas, en que se hace poco más que mirar una pantalla, beber, hacer el amor –que no es poco– o agitarse en una colchoneta de goma para ahuyentar el humor negro y traer breves momentos de animación exterior.
¿Qué te ha regalado este tiempo en casa?
Algunas noches, en la fortuna de estar sano, me siento en el balcón a ver cómo se prenden los faroles antes de que la noche salga de debajo de los bancos del parque y el toque de queda lo deje todo en un silencio negro. Algo pasa en el océano interior, que resuena de forma especial. Me doy cuenta de lo maravilloso de la ausencia de todo evento y cómo se abre paso la posibilidad de la contemplación. Me ha dado también por buscar refugio en algunos objetos que me rodean, esas cosas bellas que no se necesitan forzosamente y que ni siquiera sirven para nada determinado… objetos decididamente inútiles pero sin los cuales no habría historias ni ceremonias raras de memoria.
Danos una receta preferida en tu casa por estos días.
Cocinar lo más lento y largo que se pueda. Reducciones de horas en sartenes de fierro, hogazas de pan que leudan días completos, fermentados que toman semanas (desde tepache mexicano de piña y jengibre, hasta sauerkraut de repollo morado), paté de lentejas con nuez o lentejas en cualquiera de sus formas, y tragos amargos, muchos, araucanos, negronis y cervezas con aroma ácido.
La conclusión de todo esto que estamos pasando lo hace entrar en una duda universal porque nunca ha trabajado con la contingencia, pero cree que de alguna extraña manera se va a manifestar. “Me ronda la idea de Schopenhauer que Freud toma para hablar de las grandes humillaciones de la megalomanía humana, siendo la primera la cósmica; donde nos enrostra que la tierra es una más de las innumerables esferas luminosas que flotan libremente en el espacio infinito, donde una capa de moho ha producido seres vivos, que sin saber nada se apiñan, aman, nacen y mueren dentro de un tiempo sin comienzo ni fin. Quizás sea un buen momento de entrar en ralentí, quizás solo quede marcharse, quizás quede el arte, que desde las cavernas es una forma de pactar con el sinsentido. Perdón por el nihilismo, lo advertí de un comienzo”, concluye.
Golden DuskDigital C-Print, 192 X 155 cm, Mounted on Dibond and Diasec
Después de la serie Atmósferas (hay algo existencial en estas imágenes que no consigo nombrar) exhibida el año 2015 en Galería NAC, Nicolás Sánchez continúa mirando al cielo en este nuevo trabajo basado en imágenes de archivo del programa Apollo de la NASA, cuyo objetivo era llevar el hombre a la luna.
Huellas en el polvo (Mientras avanzaba, sentí breves destellos de belleza y terror)
Por siglos la humanidad ha estado fascinada por la sola idea de los viajes espaciales. Mucho antes de que ingenieros y científicos consideraran en serio la posibilidad de viajar al espacio exterior, el arte y la literatura ya estaban inflamados de fantasías fuera de la atmósfera terrestre. Y la luna, nuestro vecino astronómico más cercano -a sólo 3 días en nave espacial- y visible a simple vista, ha sido uno de los principales escenarios de estos intentos de la ciencia ficción por aplacar con imágenes el terror al futuro, al gran vacío.
Sólo 12 hombres han pisado la Luna en 6 misiones exitosas de la NASA y su programa Apollo. Neil Armstrong fue el primero en tocar la superficie al bajar del módulo lunar el 20 de julio de 1969 en la misión del Apollo 11. El último en caminar sobre la luna fue Eugene Cernan el 14 de diciembre de 1972 en la misión del Apollo 17. Estos 12 hombres han sido los únicos en poner pie en un objeto astronómico que no sea la Tierra. Y lo hicieron cargando cámaras fotográficas adosadas a sus trajes espaciales con las cuales registraban sus travesías lunares en busca de explicaciones.
Las imágenes de esta muestra fueron creadas a partir de estos originales, conservados en los archivos públicos del programa Apollo de la NASA. En un proceso que tardó 3 años, realicé una selección de entre más de 8.000 imágenes, las cuales fueron referenciadas en el atlas lunar y luego unidas digitalmente para conformar una nueva imagen de mayor amplitud. Es una exploración personal de un archivo histórico, con una inquietud por lo sublime, por el acto de fotografiar, por las huellas de la experiencia humana, por las imágenes menos científicas.
En la muestra se exhiben también copias (blueprints) de esquemas y planos originales del módulo lunar, fotografías satelitales capturadas por el LROC (Lunar Reconnaisance Orbiter Camera) de los sitios de alunizaje que muestran las huellas aún visibles de los recorridos, y una serie de videos de la carrera espacial obtenidos del mismo archivo.
Las vistas de la superficie lunar, rocosa, fina, polvorienta, sin atmósfera, bañada de una luz blanquecina, plateada y el gran silencio como telón de fondo, parecieran punzarnos con preguntas fundamentales que se disparan en todas direcciones: el misterio del drama cósmico, la proeza técnica, el asombro y el deseo humano por comprender, el vértigo existencial que provocan los espacios infinitos, -o como lo describió perplejo Buzz Aldrin al bajar del módulo lunar- la magnífica desolación.
Sunset at the Aschlöksken IStudies on the twilight (Scenes from two rivers)
Dyptic, Analog photography, C-Print, 180 x 150 cm
Este artista plástico, retrata en sus diversas series fragmentos de la vida moderna. A través de una mirada sublime e inspiradora, hace que los espectadores de su obra puedan mirar hacia adentro, desencadenando con sus imágenes una especie de meditación privada, logrando que nos conectemos con nuestra esencia y la del mundo.
Hace unos años el artista chileno Nicolás Sánchez decidió instalarse en el norte. Luego se fue a estudiar a Alemania, de donde viene llegando con una nueva mirada de la zona desértica de nuestro país. Hoy presenta la serie Norte Grande y traspasa la barrera del artista promisorio. La entrevista completa después del salto.
Mientras estudiaba en la Escuela de Alte de la UC algo lo incentivó a tomar cursos de fotografía análoga con Jorge Padilla y de video con Roberto Farriol. Nicolás Sánchez, hoy, con diversas exposiciones en Chile y Europa, suma su reciente experiencia en Dusseldorf, donde compartió taller durante un arto con artistas de distintas disciplinas locales y provenientes de otros lugares como Israel, Kurdistan e Irán. Esto posibilitó un diálogo nutrido que lo llevó a darle forma a su nueva muestra llamada Norte Grande. En ella intenta “conectar objetos ingleses encontrados en el desierto con nidos de tucúqueres recolectados en Quillagua y fotografías de gran formato de cañerías colosales, polvo en suspensión, estaciones de monitoreo, y atardeceres dorados de nostalgia", dice Nicolás.
Aprovechó su tiempo al máximo estando fuera. Estudió nuevas técnicas audiovisuales, trabajó en una serie de serigrafías y reunió material para nuevos proyectos; hizo un recorrido por el Rhineland, la cuenca del Rin que Víctor Hugo comparó con las plateadas arenas de los arroyos brillantes del Nuevo Mundo, y realizó un estudio sobre la vida nocturna y la iluminación artificial en Düsseldorf, Berlín, Teherán y Londres.
Hoy, el resultado de su serie Norte Grande viene a poner un pilar más dentro de la solidez de su carrera. “Me vine al desierto siguiendo mi interés en ese arte sutil -que describía Salvador Reyes en su libro “Andanzas por el desierto de Atacama”-, de viajar y amar el mundo para descubrir los secretos lazos que unen las ciudades. Me interesaba descubrir la historia humana tras la conquista del despoblado de Atacama como era llamada la región durante la Colonia, y en esa aproximación quería buscar imágenes despegadas de lo documental, un retrato de lo invisible, una imagen que pudiera viajar por el tiempo, que no comunicase algo directamente, sino que pudiera habitarse”.
Por: María José Mora D. / Retratos: Bárbara San Martín S. para Revista Casas
Nuevas generaciones están tomando forma y fuerza en el campo artístico. Elegimos a seis artistas chilenos que destacan por poseer propuestas y estéticas propias que llaman la atención y que, poco a poco, los ha posicionado en el competitivo mundo del arte.
Este artista, egresado de Bellas Artes de la Universidad Católica, es un trotamundos, sus pasos recorren Europa y América, pero hoy se encuentra en Chile instalado en Antofagasta. “Me vine al desierto en un subviaje, de un viaje interior del cual espero no regresar. Me interesa esta tierra triste, réproba de maldición como se lamentan los versos de Francisco Pezoa. Hay algo de far west en su estética de abandono y descampado, su imagen me produce una hermosa confusión”, cuenta. El trabajo de Sánchez está ligado principalmente a la fotografía y el video, soportes que le llaman la atención hace un tiempo y en los que ha profundizado bastante. “No elegí esos soportes, más bien es lo que me interesa de un tiempo a esta parte; a veces lo veo como un camino largo hacia la pintura. Lo que me interesa de las cámaras es su completa subjetividad, a contramano de su aparente reproducción mecánica y fiel de la realidad. Me atrae su vaguedad, lo que va más allá de su superficie. En eso han profundizado Roland Barthes y Walter Benjamin, el que incluso inspiró una serie de TV en 1972, ‘Modos de ver’, de John Berger”, cuenta el artista. Para explicar su trabajo, Nicolás se acerca a una idea muy vinculada a la tradición cristiana – no a la religión– en eso de no buscar respuestas en el viento huracanado, sino en el susurro de la brisa. “Intentando algo similar, hablaba con un amigo músico acerca de la originalidad y complejidad de la obra de Spinetta, la que acordamos en describir vagamente como una estética, una actitud. La pregunta siguiente es cómo detecta uno cuando ha entrado en una obra o en una pieza musical, por ejemplo, y si es capaz de describirla. Aquí me acordé de Wittgenstein, quien ejemplificada este problema con nuestra capacidad de distinguir una mirada de amor genuina de una pretendida, pero siendo incapaces de describir la diferencia. Ahí entra la metáfora como aproximación posible para iluminar esas diferencias sutiles; es la manera en que me acomoda acercarme a mi propio trabajo”, explica Sánchez.
La obra de Nicolás tiene una cierta poética y misterio que resuenan en el espectador mientras contempla su obra. Estas pueden ser vistas y experimentadas bajo distintas técnicas. Cuando le preguntamos sobre su relación con el cine, destaca el documental lírico “La vida está en otra parte” que estrenó el 2013 en Londres en la Galería de Cecilia Brunson. Ahí Sánchez estaba explorando, no tanto con el medio mismo como hacían los videoartistas de los ’70, sino con el proceso de hacer cine, de la observación documental y de la vinculación de todo eso con la vida y la búsqueda personal. Nicolás ha tenido varias exposiciones individuales y colectivas centradas en sus fotografías. La última fue en el 2015 en la Galería NAC, donde mostró “Atmósferas (hay algo existencial en estas imágenes que no consigo nombrar)”. Se trató de fotografías de gran formato que mostraban los cielos de determinadas partes del mundo a distintas horas, lo que producía en el espectador cierta meditación, porque había algo metafórico y existencial que se podía palpar en el trabajo. “Mi proceso creativo está muy vinculado a la vida diaria, a las miserias domésticas, a mis lecturas, a la música, al cine, a los viajes, al lugar habitado, al vaivén emocional, a los lugares mal iluminados, es un proceso personal lleno de curvas, no hay moldes de galleta. Si me dejas volver a Spinetta, hay que hacer pan y hay que hacer canciones, si vives todo el tiempo haciendo lo mismo te consumes, hay que preservarse haciendo otras cosas”, sostiene Sánchez y agrega: “Hay muchas preguntas para las que no tenemos respuestas científicas, no porque sean misterios impenetrables, sino simplemente porque no son científicas. Ahí entran las interrogantes que plantea el arte, la música, el cine, etcétera; las preguntas que buscan tratar de comprender mejor el mundo y a nosotros mismos. No persiguen una verdad, sino iluminar conexiones posibles. No puedo responder más en concreto, porque mis trabajos nada concreto dicen; mi deseo es mirar hacia adentro y disparar el ánimo en todas direcciones”... La entrevista completa después del salto.
Golden Sunset IIDigital C-Print, 192 X 155 cm, Mounted on Dibond and Diasec
Amar el mundo, viajar, es un arte sutil
que consiste en descubrir
los secretos lazos que unen las ciudades. Salvador Reyes, Andanzas por el desierto de Atacama.
Desde fines del S.XIX, en Antofagasta recalaba todo aquel aguijoneado por el deseo de hacer rápida fortuna. Llegaban en barcos llenos de sueños de oro y metales preciosos a esta aislada franja entre dos extensiones inabarcables –el desierto de Atacama y el océano Pacífico-. La ciudad fue construida así, por el deseo, la esperanza y la decepción; por empresas épicas y solitarias epopeyas en esa eterna búsqueda humana de fortuna y bienestar.
Las riquezas escondidas en el desierto eran tales que se llegó a creer que la pampa era una superficie imantada que atraía sustancias metálicas del cielo y la tierra. Lo cierto es que a estos páramos inhabitables se arrojó el hombre en busca de riquezas; aquí vivieron y penaron miles de hombres, entre la fortuna y la desgracia, el triunfo y la miseria, combatiendo al desierto en un esfuerzo de toda la vida, alimentados por la fascinación y la quimera de la veta.